lunes, 15 de diciembre de 2008

Torrijos

Discurso pronunciado por el general Omar Torrijos en ocasión de la firma de los Tratados Torrijos-Carter


Señor Presidente de los Estados Unidos:

Mi presencia en este escenario, conjuntamente con los más representativos líderes y estadistas del hemisferio, rubrica la terminación de muchas luchas de varias generaciones de patriotas panameños.

Nuestro pueblo, que ha luchado con tenacidad heroica por perfeccionar su independencia, no tiene ningún vocación de rencor hacia este pueblo que, agigantándose en lo tecnológico, abrió las entrañas del Istmo de Panamá y comunicó dos océanos en ocho horas de distancia

Sin embargo, lo que fue una conquista tecnológica para la humanidad, las deformaciones históricas la convirtieron en una conquista colonial de nuestro país. Y digo deformaciones de la historia porque el mismo Presidente Teodoro Roosevelt manifestó públicamente en Panamá, el 18 de octubre de 1904: "Señor Presidente Amador Guerrero, nosotros no tenemos la menor intención de establecer una colonia independiente en la zona del Canal".

En el fondo, lo que alimentaba la esperanza en el hombre panameño y fortalecía su paciencia durante todos estos años, era la firme convicción de que el pueblo norteamericano no tiene vocación colonialista. Porque ustedes fueron colonia y lucharon heroicamente por su liberación.

Consideramos que usted, señor Presidente Carter, al enarbolar la moralidad como bandera en nuestras relaciones, está representando el verdadero espíritu de su pueblo.

América Latina nos ha acompañado en forma leal y desinteresada. Sus mandatarios se encuentran en este acto para testimoniar que la religión y la causa del pueblo panameño es la religión y la causa del continente.

La presencia de estos mandatarios debe iniciar una nueva y diferente era entre quienes vivimos y dormimos juntos en el continente, a fin de que desaparezcan todos los resabios de injusticias que impiden se nos trate de igual a igual. Porque ser fuerte conlleva el compromiso de ser justo, y usted a convertido la fuerza imperial en fuerza moral.

Estimado señor Presidente Carter, hay dos clases de verdades: la verdad lógica y la verdad agradable. En nombre de la verdad lógica, quiero manifestarle que este Tratado que firmaremos, y que deroga el que ningún panameño firmó, no goza de un total consenso en nuestro pueblo. Porque 23 años acordados como período de transición son 8.395 días. Porque permanecen por este tiempo bases militares que convierten a mi país en un posible objetivo estratégico de represalia, y porque estamos pactando un Tratado de neutralidad que nos coloca bajo el paraguas defensivo del Pentágono. Pacto éste que, de no ser administrado juiciosamente por las futuras generaciones, puede convertirse en un instrumento de permanente intervención.

Sin embargo, lo pactado es producto del entendimiento entre dos dirigentes que creen en la pacífica convivencia de su pueblos y que reclaman el valor y liderazgo de enfrentarse a sus pueblos sin más armas que la verdad y su profunda convicción de lo justo.

Un plebiscito será el instrumento de ratificación en Panamá, que más que plebiscito será el más puro ejercicio de civismo registrado en la historia política de la República. La ratificación en este país dependerá del consenso del Congreso.

Estimados amigos Senadores:

Me despido recordándoles el pensamiento de un filósofo que dijo:"Un estadista es aquel que piensa en las futuras generaciones, y un político es aquel que piensa en las próximas elecciones".

Me voy a mi Patria convencido de que el futuro de nuestras relaciones queda en manos de excelentes estadistas. Muchas Gracias.


Tiempo después,en ése mismo año de 1981,Omar Torrijos murió en un "accidente" aeronáutico...

Las grabaciones de la caja negra fueron dadas a conocer muchos años después. Los guardias de Torrijos fueron amenazados por la CIA para guardar silencio sobre el incidente. Ahora sabemos que fué la CIA quien orquestó el "accidente".

Fueron los llamados "sicarios económicos" quienes ejecutaron los planes de la CIA y de los empresarios obsesionados con la productividad y las altas ganancias que les rendiría el Canal de Panamá si volvía a estar bajo sus garras.

Comenten camarradas.


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