martes, 16 de diciembre de 2008

Pinoooocciooo!

¿Por qué mentimos?


Todos mentimos, a todas horas. Nos causa problemas, por decirlo de forma suave, de modo que… ¿por qué mentimos?

Es algo que se hunde profundamente en las arenas movedizas del ego, y tiene que ver con el hacernos parecer mejores ante nuestros ojos y los de los demás, comentan los expertos.

“Es algo que va unido a la autoestima”, comenta Robert Feldman, sicólogo de la Universidad de Massachussets. “Descubrimos que en cuanto la gente siente que su autoestima está amenazada, comienzan a mentir a un nivel mayor”.

No todas las mentiras son dañinas. De hecho, algunas veces mentir es la mejor estrategia para proteger nuestra intimidad de la malicia de otros, comentan algunos investigadores. Otras mentiras, como la fanfarronería o las realizadas en nombre del tacto y la amabilidad, pueden clasificarse como menos serias. Pero las mentiras descaradas (tanto si implican no contar toda la verdad, o añadir datos falsos) son peligrosos, ya que corroen la confianza y la intimidad – el pegamento de la sociedad.

Bromeando con uno mismo

Muchos animales llevan a engaño, o confunden deliberadamente a otros, pero solo los humanos estamos configurados para engañarnos tanto nosotros mismos como a los demás, comentan los investigadores. La gente está tan ocupada manejando el modo en que los demás les perciben que muy a menudo son incapaces de discernir la realidad de la ficción en sus mentes, demuestra el investigador Feldman.

Por ejemplo, en un experimento, Feldman colocó a dos extraños juntos en una habitación. Ambos eran filmados mientras conversaban. Algo más tarde, por separado, se les pidió que contemplasen la cinta y que identificasen alfo de lo que habían dicho que no fuese del todo exacto.

En lugar de preocuparse por definir qué cuenta como una mentira y para evitar el tono moral de la palabra “mentir”, se preguntaba a los participantes en el experimento de Feldman acerca de los sujetos involucrados en el hecho contado, para identificar cualquier cosa que hubiesen dicho en el vídeo y que “no fueran enteramente correctos”.

Inicialmente, “Cada uno de los sujetos decía: ‘Oh, todo lo que he dicho es correcto”, comentó Feldman. Tras observarse a si mismos en el vídeo, los sujetos normalmente se sorprendían al comprobar que habían dado algún dato no del todo correcto. Las mentiras iban desde pretender que alguien les gustaba (aunque en realidad no fuese así) hasta afirmar falsamente ser la estrella de una banda de rock.

El studio, publicado en la revista especializada Journal of Basic and Applied Psychology, encontró que el 60% de las personas habían mentido al menos una vez durante la conversación de 10 minutos, siendo la media de incorrecciones de 2,92 por persona.

“La gente miente casi de forma reflexiva”, opina Feldman. “No piensan en ello como una parte de su discurso social normal”. Pero lo es, tal y como demostraron los investigadores.

“No estamos intentando impresionar a otras personas sino mantener una visión de nosotros mismos que sea consistente con la forma en que nos gustaría ser”, comentó Feldman. Queremos ser simpáticos, suavizar o facilitar la situación social y evitar insultar a los demás a través de nuestro desacuerdo o discordia.

Los hombres no mienten más que las mujeres, pero tienden a mentir para hacerse a si mismos sentir mejor, mientras que las mujeres tienen más propensión a mentir para hacer que otras personas se sientan mejor.

Los extrovertidos tienden a mentir más que los introvertidos, tal y como Feldman descubrió realizando una investigación similar en la que empleaban una situación relacionada con las entrevistas laborales.

Las mentiras en el trabajo

Otra investigación ha profundizado en la prevaricación en el lugar de trabajo.

La autoestima y las amenazas sobre nuestro sentido del yo son también conductos cuando se trata de mentir a los compañeros de trabajo, más que a los extraños comenta Jennifer Argo de la Universidad de Alberta.

Un estudio reciente del que ella es coautora, demostró que las personas están incluso más dispuestas a engañar a sus compañeros de trabajo que a los extraños.

“Queremos parecer mejores cuando estamos en compañía de otros (especialmente de la gente que nos importa) y también queremos proteger nuestra autoestima”, comentó Argo.

El experimento consistía en la lectura de una escena a una persona, se les decía que habían pagado más dinero que un compañero de trabajo por el mismo coche nuevo. Cuando el compañero de trabajo, en la escena, mencionaba lo que le había costado el coche (entre 200$ y 2000$ menos según las diferentes versiones del experimento), se le preguntaba al sujeto que dijese cómo habría respondido.

Argo descubrió que sus sujetos estaban más dispuestos a mentir cuando la diferencia del precio era pequeña, y también cuando hablaban con un compañero de trabajo en vez de con un extraño.

Los consumidores mienten para proteger sus egos públicos y privados, escribió Argot en la revista Journal of Consumer Research junto a sus colegas de la Universidad de Calgary y la Universidad de la Columbia Británica.

Argo afirmó sentirse sorprendida de que la gente esté tan dispuesta a mentirle a alguien que conocen incluso acerca de pequeñas discrepancias en el precio.

“Creo que una de las claves por la que la gente decide mentir a alguien es por la tendencia de las personas a centrarse en el corto plazo – salvo mi propia imagen y autoestima ahora, pero más tarde si el individuo engañado lo descubre tendrá consecuencias a largo plazo”, comentó ella.

Feldman comenta que las personas deberían preocuparse más del grado de extensión al que tienden a la hora de mentir y que la honestidad produce relaciones ma´s genuinas y confiables. “Por defecto deberíamos tender a ser honestos y acertados… somos mejores si la honestidad es la norma. Ya lo dice el viejo adagio: la honestidad es la mejor política”.
Todavía tengo ésa horrorosa costumbirta pero ya se me ha ido quitando...
Y uds.?

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