jueves, 1 de enero de 2009

Las llaman las mujeres de cuello de jirafa, las cuello largo, o las padaung, su nombre en birmano, calificativo que detestan. En realidad pertenecen a la etnia kayan, y se sienten orgullosas de su cultura.


Según el folclore de sus tribus, arribaron a la zona central de Myanmar (antigua Birmania) hace alrededor de 2.000 años, procedentes del desierto de Gobi, en lo que es ahora la República de Mongolia. Más tarde los birmanos los obligaron a desplazarse a las montañas de Myanmar oriental y hoy, las últimas 12 aldeas de los kayan están situadas en el estado de Kayah, entre la capital, Loikau, y el lago Inle.
El mismo término padaung (en birmano) significa “cuello largo”, aunque ellos prefieren su nombre étnico: kayan.
Se cree que antiguamente, la finalidad de estos anillos era la protección contra los ataques de los carnívoros, que habitualmente mataban a sus presas mordiendo su garganta. En aquellos tiempos la sociedad padaung era matrilineal y monógama, pero finalmente se convirtió en polígama dada la escasez de individuos, mermados por las guerras. Esto situó a los varones en una especial situación de poder, en la que la fidelidad de las mujeres tenía un importante papel.
Así pues, la infidelidad de la cónyuge, era castigada con la retirada de la espiral de anillos de cobre u oro, con la consiguiente incapacidad de sujetar con normalidad la cabeza, ya que los músculos del cuello se habían atrofiado a lo largo de los años. Estas mujeres tendrían que resignarse a vivir recostadas o sujetar la cabeza con sus propias manos.



Estos anillos, además de ser un adorno, son indicativos de la posición social de su dueña y en el pasado todas las mujeres lucían oro en sus cuellos. Hoy en día, este peculiar collar consiste en una espiral de cobre, adornada con objetos brillantes, que es limpiada dos veces al día para evitar que el metal produzca heridas en el cuello, además de prevenir la formación de moho en el mismo.
Aunque hoy en día aumenta el número de mujeres que no se colocan estos anillos, perdura entre las que lo llevan desde la infancia dada la imposibilidad de retirarlo.



Entre las que todavía adoptan esta costumbre, las niñas se preparan desde los cinco años estirándose el cuello unas a otras. La colocación de la primera anilla conlleva una ceremonia de iniciación. El pueblo se engalana y la fiesta se aduana de la aldea.
La niña en cuestión recibe un largo masaje, con un ungüento, cuya fórmula es secreta aún en nuestros días. Tras relajar el cuello, se ejercita éste durante una hora, haciendo girar la cabeza de la niña en todas la direcciones, para finalmente proceder a la colocación de la pieza, cuya anchura es de unos diez centímetros.
Cada dos años se repite la ceremonia, añadiendo una anilla más alta. Cuando una mujer llega a la extensión máxima de su cuello, ya no podrá volver a mover el cuello.



El collar es un símbolo de riqueza. Cuanto más largo sea, más rica es la familia de la que procede la mujer. Además, se supone que la mujer que más aros lleve es la más bella.
También es un símbolo de respeto y fidelidad de la mujer hacia el hombre.El gobierno birmano trató de hacer desaparecer la costumbre intentando cambiar la imagen de país poco desarrollado, por ello muchas mujeres rompieron la tradición, pero viendo que los turistas en los últimos años van buscando a las famosas mujeres de cuello de jirafa y que es un negocio rentable no han permitido que se pierda la tradición.






























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