viernes, 16 de enero de 2009

Repartición de trancazos...

Papá no te metas en mi vida

Una vez escuche a un joven decirle a su padre: No te metas en mi vida. Esta frase llego hondamente en mí, tanto, que frecuentemente la recuerdo…….. me imagino cuando yo sea padre ¿qué respondería a esa pregunta de mi hijo?

¡Hijo, un momento, no soy yo el que me meto en tu vida, tu te has metido en la mía! Hace muchos años, gracias a Dios, que llegaste a nuestras vidas y ocupaste todo nuestro tiempo. Aún antes de nacer tu mamá se sentía mal, no podía comer, todo lo que comía lo devolvía y tenia que guardar reposo. Yo tuve que repartirme entre las tareas de mi trabajo y las de la casa para ayudarla. Los últimos meses, antes de que llegaras a casa, mamá no dormía y no me dejaba dormir. Los gastos aumentaron increíblemente, en un buen medico que atendiera a tu mamá y la ayudara a llevar el embrazo saludablemente, en medicamentos, en maternidad, en comprarte una cuna, un guardarropa y todo lo que se pudiera, con tal de que tú estuvieras lo mejor posible…. ¿No te metas en mi vida?
Llegó el día en que naciste. Desde la primera noche no dormimos. Cada tres horas como si fueras una alarma de reloj nos despertabas para que te diéramos de comer, otras te sentías mal y llorabas, sin que nosotros supiéramos qué hacer, pues no sabíamos qué te sucedía y hasta llorábamos contigo ……

¿No te metas en mi vida?
Empezaste a caminar, yo no sé cuando he tenido que estas más detrás de “ti”, si cuando empezaste a caminar o cuando creíste que ya sabías. Ya no podía sentarme tranquilo a leer el periódico o a ver el partido de mi equipo favorito, porque tenía que salir tras de ti para evitar que te lastimaras

¿No te metas en mi vida?
Todavía recuerdo el primer día de clases, cuando tuve que llamar al trabajo para decir que no podía ir, ya que tú en la puerta del colegio no querías soltarme y entrar, llorabas y me pedías que no me fuera, tuve que entrar contigo a la escuela, para que fueras tomando confianza. A las pocas semanas no sólo ya no me pedías que no me fuera, hasta te olvidabas de despedirte cuando bajabas del auto corriendo para encontrarte con tus amiguitos.

¿No te metas en mi vida?
Seguiste creciendo, ya no querías que te lleváramos a tus reuniones, nos pedías que una calle antes te dejáramos y pasáramos por ti una calle después, por que ya eres “cool”, no querías llegar temprano a casa, te molestabas si te marcábamos reglas, no podíamos hacer comentarios acerca de tus amigos sin que te volvieras contra nosotros, como si los conocieras a ellos de toda tu vida y nosotros fuéramos unos perfectos “desconocidos” para ti.

¿No te metas en mi vida?

Cada vez sé menos de ti, ya casi no quieres hablar conmigo y todo lo que yo hago está mal, o es razón para que te burles de mí, pregunto: ¿con esos defectos te he podido dar lo que hasta ahora tienes?
Mamá se la pasa en vela y de pasada no me dejas dormir a mí diciéndome que no has llegado y que es de madrugada, que tu celular esta desconectado, que ya son las 3:00 y no llegas.

¿No te metas en mi vida?
Ya casi no hablamos, no me cuentas tus cosas, te aburre hablar con un viejo que no entiende el mundo de hoy. Ahora sólo me buscas cuando hay que pagar algo o necesitas dinero para la universidad, o salir; o peor aún, te busco yo, cuando tengo que llamarte la atención…

¿No te metas en mi vida?

Estoy seguro que ante estas palabras, podemos responder juntos.
Hijo, yo no me meto en tu vida, tu te has metido en la mía, y te aseguro, que desde el primer día, hasta el día de hoy, no me arrepiento que te hayas metido en ella y la hayas cambiado para siempre. Mientras esté vivo me meteré en tu vida, así como tú te metiste en la mía, para ayudarte, para formarte, para amarte y para hacer de ti un hombre de bien.
Sólo los padres que saben meterse en la vida de sus hijos logran hacer de éstos, hombres y mujeres que triunfen en la vida y sean capaces de amar.

Papás ¡muchas gracias! Por meterse en la vida de sus hijos, ahh más bien -corrijo- por haber dejado que sus hijos se metan en sus vidas.
Y para ustedes hijos: valoren a sus padres, no son perfectos pero los aman.
La vida da muchas vueltas, y en menos de lo que ustedes se imaginan alguien les dirá… “no te metas en mi vida”.

La maternidad/paternidad no es un capricho o un accidente, es un don de Dios, que nace del AMOR.

Así que cuiden a sus padres y ámenlos como ellos lo aman a ustedes.

No hay comentarios: