lunes, 19 de enero de 2009

Osama toma posesión de los E.E.U.U. en unas horas mientras...

Fotosecuencia de Peace Reporter del ataque con bombas de fósforo blanco a la escuela ONU en Beit Lahya


Según el portavoz del ejército israelí, la escuela, transformada en centro de recogida de prófugos fue atacada por error durante una batalla entre sus tanques y milicianos de Hamás.

Se trató de la cuarta escuela gestionada por la ONU que bombardeó Israel en su operación "Plomo Fundido".


En la fotosecuencia parece evidente que la escuela fue atacada con bombas de fósforo, prohibidas en las convenciones internacionales.

Efectos a la exposición de armas de fósforo blanco

Las partículas incandescentes del fósforo blanco que se producen en la explosión inicial pueden producir profundas, extensas y dolorosas quemaduras de segundo y tercer grado. Las quemaduras de fósforo conllevan una mortalidad mayor que otros tipos de quemaduras debido a la absorbción del fósforo en el cuerpo a través de las áreas alcanzadas, resultando dañados órganos internos como el corazón, el hígado o el riñón.

Estas armas son particularmente peligrosas al personal debido a que el fósforo blanco arde a menos que esté privado de oxígeno o hasta que este se consume totalmente, en algunos casos llegando la quemadura hasta el hueso.
Fuente











El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quien mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.

Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.

Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.

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La llamada comunidad internacional , ¿existe?

¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?

Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.

Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.

La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.


Parte del artículo de Eduardo Galeano que está dedicado a sus amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.

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