lunes, 9 de febrero de 2009

La inferioridad femenina en la religión musulmana

Es solo un post que trata comprender , no significa que comparto dicho pensamiento, y de saber cual es la ideologia detras de determinadas conductas tan alejadas de nuestra cultura y tradicion





La condición de inferioridad de la mujer en la Cultura musulmana


El hombre y la mujer no son iguales. Su desigualdad procede de la disposición creadora de Alá y es esencial, ontológica: el hombre es superior a la mujer. De ahí deriva la diferencia de derechos y obligaciones para unos y otros.
La mujer ha sido creada para el hombre: es uno de los milagros de Alá.
Sin embargo, el Corán “afirma la igualdad de trabajos de los sexos y la unidad de origen de ambos sexos” (Rafiqul-Haqq y Newton).
El hombre tiene autoridad sobre la mujer, por la preferencia que Alá le ha concedido y por los bienes que gasta a favor de sus mujeres. Éstas han de obedecer al jefe de la familia, su padre o abuelo paterno, o a su marido, si están casadas.
La autoridad del marido es omnímoda, mientras no vaya en contra del islam: la mujer no puede salir de casa ni admitir en ella a ningún hombre, buscar trabajo, realizar oraciones o ayunos extraordinarios o dar limosna, sin su consentimiento.



El matrimonio musulmán

La mujer se convierte por el matrimonio en una “especie de” esclava en manos de su marido. No tiene la condición del esclavo, no puede ser vendida y tiene derechos de los que éste carece, pero sí comparte cierto grado del sometimiento a la autoridad de su amo.
La mujer, o más bien su cuerpo, es una propiedad del marido, como un campo labrado del que éste dispone para la siembra.
Cuando la muchacha es púber y virgen, su matrimonio es concertado por su padre (o abuelo paterno).



Hay que deliberar con la mujer que ya ha estado casada antes de darla de nuevo en matrimonio. En cuanto a la mujer que es virgen, consiente el matrimonio con su silencio: se puede decir en este caso que quien calla, otorga.
El matrimonio es un contrato, que tiene ventajas e inconvenientes.
El contrato matrimonial es realizado por el novio y el tutor matrimonial de la novia, sin que la presencia de ésta sea necesaria.



La dote desempeña un papel relevante: el marido compra mediante ella el derecho a disponer de las partes íntimas de su mujer. “El objeto del contrato es, para el marido, el derecho a la mujer; para la mujer, el derecho a recibir el mahr o sadaq, dote nupcial estipulada... Es nulo el matrimonio sin el pago del mahr. Si después de formalizado el contrato, éste se rescinde antes de que se haya consumado el matrimonio, la mujer tiene derecho a percibir la mitad del mahr, Corán 2:237” (Islamología, II, p. 567).
Si la novia pretendía ser virgen antes de casarse, pero el marido descubriera que está embarazada, el hijo que nazca será el esclavo del marido y la mujer será tratada como fornicadora.
Es recomendable que el marido dé a la novia una dote moderada. Que la mujer exija una dote elevada es un acto reprobable.



La poligamia

Al hombre le está permitida la poligamia (poligamia poliginia), con la condición de tratar a sus esposas equitativamente. El hadiz la recomienda: los mejores musulmanes son los que tienen mayor número de esposas.
La mujer también tiene sus derechos: su marido debe respetar sus bienes, proveer a sus necesidades y tratarla equitativamente; pero no se encuentra entre ellos el de casarse con varios hombres (poliandria).
El marido debe tratar equitativamente a sus esposas, si las tuviera: la igualdad se refiere únicamente a los gastos y a los regalos que el marido les da, y a las noches que pasa con ellas; el amor y las relaciones íntimas no dependen de su voluntad, amarlas por igual no es posible (Algacel).
El número de esposas con que un musulmán puede estar casado al mismo tiempo es de cuatro.
Mahoma no tuvo esta limitación, y poseyó al menos diez esposas legítimas simultáneamente, sin contar las concubinas.
El musulmán puede casarse con musulmanas o con mujeres dhimmíes [esto es, judías o cristianas]. Le está prohibido casarse con mujeres infieles o asociadoras [esto es, “politeístas”].
La mujer musulmana sólo puede contraer matrimonio con varones musulmanes. No puede casarse con un hombre de otra fe a menos que éste se convierta antes al islam.



Deberes de la mujer casada

La mujer debe atender solícitamente los requerimientos de su marido.
La mujer musulmana debe vestirse y actuar recatadamente ocultando sus encantos naturales.
Después de los primeros tiempos del islam, se extendió la reclusión y el velo en las ciudades-fortaleza instaladas en los territorios conquistados.



El marido tiene derecho a golpear a su mujer nadie le preguntará por qué razón. La exhortación de pegar a la esposa desobediente no es una aberración, curiosidad, concepto aberrante, o elemento aislado, en la consideración islámica de las mujeres[;] más bien, el mandato de golpear a las esposas desobedientes está fundado sobre la condición subordinada de la mujer en el islam.
Cuando el marido teme la desobediencia de su mujer, el Corán le recomienda el uso de la violencia y el abandono sexual. Pero cuando una mujer teme la desobediencia de su marido, recomienda a ésta la diplomacia.
El hadiz, por otra parte, encarece a los hombres el tratar bien a las mujeres que dependen de ellos.



El repudio

“Talaq, repudio, tiene en árabe la significación radical de verse libre de atadura. Por el talaq renuncia el marido en forma definitiva e inmediata a cuantos derechos le competen sobre la mujer por razón de su matrimonio. Los juristas defienden esta resolución citando el Corán, 2:237, que pone el vínculo en manos del marido, y recuerdan que el matrimonio se asimila a una venta, y el comprador puede renunciar en cualquier momento a los derechos sobre lo adquirido.” (Islamología, II, p.568)
El marido tiene la facultad de repudiar a su mujer. Puede repudiar a sus cuatro mujeres a la vez y tomar otras cuatro. El divorcio es lícito, pero no es un acto recomendado.
También se recomienda al marido, en caso de aversión por su mujer, que la soporte con paciencia.
El marido debe tener en cuenta la opinión de su padre: si éste tiene aversión por su nuera, debe divorciarse.



El marido tiene derecho de repudio sin tener que justificar ante el juez su decisión.
La repudiada debe esperar un periodo prescrito (‘idda) para comprobar que no está embarazada.
El marido puede volver a tomar a su mujer durante el periodo de espera.
Durante la ‘idda una esposa divorciada recibe su pensión y tiene derecho a alojamiento, con tal que el divorcio no sea irrevocable.
No hay pensión de manutención ni alojamiento para la esposa que ha recibido el divorcio irrevocable.
La mujer no puede repudiar a su marido. En ciertas circunstancias, el divorcio es obligatorio para ella, por ejemplo, cuando su marido apostata, o cuando ella se convierte al islam siendo su marido no musulmán, o cuando el marido es dado oficialmente por desaparecido.



El marido musulmán puede conceder a la esposa la opción de continuar con el matrimonio o disolverlo.
La mujer no debe pedir a su marido que se divorcie de ella. Podría solicitar el divorcio, pero éste se convierte en motivo de reprobación para ella y la pone en una situación sociológica muy frágil (Samir K. Samir).

Si, de todas formas, la mujer solicita el divorcio, debe compensar a su marido.
Cuando el marido pronuncia por tres veces (sucesiva o simultáneamente) la fórmula de repudio: “Queda repudiada”, el divorcio es definitivo. Después del divorcio definitivo, para volver con la esposa tres veces repudiada es necesario que ésta se case con otro hombre y consume el matrimonio, incluso aunque ella esté deseosa de volver con su verdadero marido. El hombre que realiza la tarea de volver a hacer legítima a la mujer con su marido se denomina el muhalil, “el que legitima” de nuevo el matrimonio con el primer esposo.



Derechos de las coesposas y concubinas

Las coesposas tienen teóricamente derechos iguales. En la práctica, ante la amenaza de repudio, una esposa puede preferir renunciar a estos derechos a favor de las otras, para que el marido la mantenga en su harén. ¿Qué protección tiene la mujer repudiada que queda sin familia? De esta cuestión no se trata en la jurisprudencia islámica.
Swada, una de las esposas más antiguas de Mahoma, después de Khadija, renunció a sus derechos a favor de la esposa preferida, ‘Aicha.
El marido debe pasar un número igual de noches en el apartamento de cada coesposa, con la excepción de cada nuevo matrimonio, para el que se le concede una prórroga de tres o siete noches.
El concubinato ilimitado está permitido al marido. Las concubinas pueden ser esclavas o prisioneras de guerra. La esclava concubina que da a luz un hijo a su amo (umm walad) adquiere el derecho de que no puede ser vendidad, y a la muerte del amo obtiene la libertad. Pero no puede ascender a la categoría de esposa legítima.
En teoría, el concubinato fue una alternativa a la poligamia. En la realidad histórica, se produjo poligamia más concubinato.



Derechos de la mujer

A la mujer le corresponde una parte de la herencia menor a la del varón (del mismo grado). Y el islam reconoce como herederos a los parientes cognados (por parte de la esposa).
En la experiencia histórica, se ve que no siempre se ha respetado o se respeta el derecho de la mujer a la herencia. Las esposas dhimmíes de un varón musulmán no tienen derecho a heredar de éste si no se convierten al islam.
Las penas por delitos cometidos contra la mujer reciben la mitad del castigo que [por] los cometidos contra el varón. La diya o precio de sangre por homicidio de una mujer constituye la mitad que la del varón.



La mujer recibe un castigo igual que el hombre por la misma falta.
O puede recibir un castigo mayor que el varón, como ocurre en el caso de faltas contra la castidad (homosexualidad).
En caso de apostasía, la mujer es encarcelada hasta que vuelva al islam, mientras que el varón apóstata es ejecutado. La apostasía de la mujer es castigada menos duramente que la del hombre: quizá por ser un delito que pone de manifiesto una deficiencia intelectual –que el islam presume en la mujer–.
No obstante hay tradiciones que afirman que es lícito matar a la mujer que ha apostatado.


Claro,piensasn,esto porque los gringos tienen a sus super héroes en su país,como superman,batman y spiderman. En el mundo islámico tienen solo a uno: el musulman.
Sus dioses los tienen atolondrados a todo lo que da su pequeña imaginación.

1 comentario:

§en§ei Ħaφnu§ dijo...

Está profundamente errado este artículo, nada de lo que aquí dice forma parte del Islam. Os recomiento leer tres artículos de profundo análisis al respecto:

La mujer en la cultura árabo-musulmana (http://www.mundoarabe.org/mujer_arabe2.htm), charla dictada por la médico y escritora marroquí Asma Lamrabet.

Sobre la Ilicitud de Golpear a la Esposa (http://islamparatodos.org/index.php?option=com_content&task=view&id=246%29), un completo análisis sobre el Corán y la Sunna sobre el trato que debe dársele a la esposa musulmana.

Women's liberation through Islam (http://www.facebook.com/ext/share.php?sid=103400214261&h=OHtU0&u=cDzID&ref=mf.%29), sobre cómo el Corán es el primer documento histórico en reconocer la igualdad y los derechos de las mujeres.