jueves, 27 de noviembre de 2008

El origen del tiempo

Antiguas definiciones de la hora

En el pasado se consideraba como hora a la doceava parte del tiempo que transcurre desde la salida del Sol hasta su puesta. Como consecuencia, durante el verano las horas son más largas que durante el invierno. Los romanos y los griegos usaban esta definición. Más tarde la noche, tiempo transcurrido desde la puesta del Sol hasta su salida, también fue dividida en doce horas. Este tipo de horas se medía mediante un reloj de sol o mediante una Clepsidra. Cuando un reloj mecánico utiliza estas horas, su rapidez debe ser cambiada cada mañana y tarde, por ejemplo cambiando el largo de su péndulo. La hora según esta definición está regulada según el Sistema Horario Temporario.
Posteriormente fue definida como la veinticuatroava parte del día solar aparente, lapso entre un mediodía y el siguiente, o entre una puesta de sol y la próxima. En esta definición las horas varían un poco, puesto que la duración del día solar aparente varía a lo largo del año. Cuando un reloj utiliza estas horas, debe ser ajustado unas pocas veces durante el mes. Según se tome como origen el paso del Sol por el Ocaso o el Orto se denominará Sistema Horario Itálico o Sistema Horario Babilónico respectivamente.
Nuestros relojes nunca indican la hora real. El cuadrante solar, el Sol en el cenit, puede indicarnos si es mediodía en el lugar donde nos encontramos, pero la hora que nos dan los relojes es sólo convencional.
Hasta finales del siglo XIX, cada ciudad tenía su hora. Con la expansión del telégrafo y de los ferrocarriles vinieron las confusiones y los malentendidos. Para solventar este problema, en 1884 se reunió en Washington un congreso en el que se estableció la división de la Tierra en 24 husos horarios.
Cada huso, de 15º, corresponde a una hora. El huso 0 se extiende de 7º 30′ al este y 7º 30′ al oeste del meridiano del observatorio de Greenwich, meridiano que fue elegido como inicial. La hora TU (tiempo universal) es la que corresponde a este meridiano. El siguiente huso, el 1, situado más al este, indica una hora más. Y así sucesivamente. Todos los lugares de la Tierra situados en el mismo huso tienen oficialmente la misma hora.
En la práctica, los límites de los husos horarios vienen determinados por las fronteras de los países o de las provincias; en el mar por las aguas territoriales.
Excepto en el caso de algunos países que se han desviado unos 30 o 40 minutos de su huso, los minutos y los segundos son idénticos en toda la Tierra, no así las horas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Francia, colocada en el huso 1 por los alemanes, no cambió su situación por comodidad. Actualmente se rige por el huso 1: la hora oficial es una más tarde que el TU del huso 0 durante el horario de invierno y 2 horas más tarde durante el horario de verano.
El observatorio de París está a 2º, 20′ 14” al este del meridiano de Greenwich, tendrían que ser las 12h 9 min 21 s en París, pero oficialmente son las 13 h 9min 21 en invierno y las 14 h 9 min 21 s en verano.
En París es realmente mediodía solar cuando los relojes marcan las 12h 50min 39 s en invierno y las 13 h 50 min 9 s en verano.
Los marineros, en sus barcos, cuya posición es cambiante, saben establecer su posición de forma exacta, ¿Cuánta gente que vive en tierra firme, en residencias fijas, es capaz de dar su posición sobre el globo terráqueo
Cuanto más divisible es un número, más partes tiene. Y cuantas más partes tiene, más útil rsulta para ciertos usos. Éste es el secreto del 60 y de su utilización en numerosos campos. ¿La hora se dividió en 60 minutos y el minuto en 60 segundos porque 60 es “muy divisible”? Véase la lista de sus divisores: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 15, 20, 30, 60. ¡Impresionante! Doce divisores. Compárese con 100, que es mucho más grande y sólo tiene nueve divisores: 1, 2, 4, 5, 10, 20, 25, 50, 100.
Y 60 arrastró en su estela a su submúltiplo 12, que admite cuatro divisores, mientras que 10 admite sólo dos. Lo que explica por qué la docena prevalece tan a menudo sobre la decena. Hasta el siglo XVIII, en numerosas regiones, el día, entre la salida y la puesta del sol, se dividía en 12 horas que producían por tanto horas desiguales durante el año. Horas cortas en invierno, horas largas en verano.

60 arrastró también en su estela a su múltiplo 360 que proporcionó los grados para la medida de los ángulos y la de los arcos del círculo. Esto dio lugar a que al ángulo recto se le atribuyeran 90 grados . Durante mucho tiempo, incluso después de la adopción del sistema decimal, los cálculos se efectuaban con fracciones sexagesimales.

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