viernes, 6 de marzo de 2009

Millones de hombres son golpeados en sus hogares



Diario "El País"

"Estoy aquí porque mi mujer me pega. Ayer, cuando llegué de trabajar, no la encontré en la casa, ni mi moto en el garaje. A las 11:00 de la noche ella regresó manejando borracha y, cuando le pregunté de dónde venía, me respondió con un codazo en la boca y un puño en el ojo", declaró Alejandro Patiño. uno de los denunciantes.

Patiño, un plomero de 38 años, declaró al rotativo que pese a su experiencia personal, es de los que cree que a las mujeres "no se les toca ni con el pétalo de una rosa".

Otra víctima le pidió a una comisaria de familia que le "saque ese león de la casa antes de que me mate"
, agregó el periódico.

"Cuando mi dignidad y cuerpo llegaron al límite, opté por recurrir a la 'ley', antes de que realmente me convirtiera en un karateca para defenderme de mi esposa", expresó al matutino el ejecutivo, de 33 años de edad.

Según María del Pilar García, sicóloga de la región, "para el hombre todavía es muy complejo pelear contra su condición de macho. Además de saberse golpeado por una mujer, admitirlo a veces es casi imposible", dijo.

Con todo, la proporción de hombres que denuncian agresiones de sus esposas todavía es menor que la de las mujeres, si bien aumenta el número de las víctimas masculinas que acuden a las autoridades.

La violencia intrafamiliar es un problema mundial de extrema gravedad. Destruye a las personas, divide a las familias y deja en las víctimas secuelas psicológicas de consideración. Seguramente para cualquier persona de buena voluntad es de crucial importancia el combatir y prevenir la violencia doméstica. Pero en todo el mundo la lucha contra esta forma de violencia está partiendo de bases equivocadas; de ideas que no son resultado de estudio científico alguno, sino de la propaganda feminista solamente.

Diversos estudios científicos realizados a partir de los años 70 han demostrado, contra toda idea preconcebida, que muchos hombres son golpeados severa y frecuentemente por sus novias o esposas y que las mujeres son al menos tan violentas como los hombres. Las investigaciones permitieron descubrir que:

1.- Las mujeres son tres veces más propensas que los hombres a usar armas al cometer actos de violencia marital.

2.- En los casos de violencia marital, las mujeres inician los golpes en la mayoría de los casos.

3.- Las mujeres cometen más actos de violencia contra niños y ancianos.

4.- Las mujeres violentas golpean más seguido y más fuerte a sus hijos varones que a las niñas.

5.- Los asesinatos de niños son cometidos en su mayoría por mujeres, y el 64% de las víctimas son hijos varones.


Estos resultados difieren enormemente de lo que suelen decir los medios de comunicación, contradicen los clásicos eslóganes feministas y cuestionan todo el aparato anti-masculino de las organizaciones de defensa de la mujer. La razón de que la verdad sea tan poco conocida es una combinación de ignorancia y mala fe. Los hombres que han sido golpeados por sus mujeres rara vez denuncian ante la policía o en los tribunales a sus agresoras, pues sienten una vergüenza profunda por la “debilidad” que eso implica; su imagen masculina se encuentra muy disminuida, la figura del macho les impide hablar, saben que mucha gente se burlará de ellos y además saben que raramente ningún juez va a creer que ellos puedan ser alguna vez las víctimas de la violencia marital. Además, los hombres golpeados/maltratados tienen el mismo problema de baja autoestima que caracteriza a las mujeres golpeadas, así como la misma convicción de que si se les golpea es porque “tienen la culpa” de lo que les pasa. El resultado es que de todos los hombres que ingresan a los hospitales por heridas causadas por su pareja, sólo el 1% hace la denuncia ante la policía. Como las feministas usan las estadísticas policiales de denuncias como única fuente, de ahí sacan la idea de que el hombre es el agresor en más del 90% de los casos, así como el estereotipo del hombre=verdugo-maltratador, mujer=víctima.

La verdad sobre la violencia femenina es ocultada deliberadamente en muchos casos. Cuando el Dr. R. L. Mc Neely, de la Universidad de Wisconsin, publicó sus descubrimientos sobre violencia doméstica, recibió mensajes de feministas que amenazaron con hacer valer sus influencias en Washington para que Mc Neely perdiera los fondos que recibía para sus investigaciones. Cuando Suzanne K. Steinmetz publicó The Battered Husband Syndrome (El síndrome del esposo golpeado), fue hostigada por feministas radicales, las cuales la amenazaron no sólo con agredirla a ella, sino también a sus hijos. Hay mucho dinero detrás de la asistencia a mujeres golpeadas/maltratadas, y si se publicara que las mujeres no son necesariamente las víctimas, las feministas correrían serio peligro de quedar inmediatamente fuera del negocio.

La solución a este problema está en que la verdad se difunda, que se reconozca el papel de víctimas tanto a los hombres como a las mujeres y que los programas de asistencia social, legal y psicológica no sean sólo para mujeres, sino para la familia como totalidad, sin prejuicios feministas o anti-masculinos. Sólo entonces cederá el círculo pertinaz de la violencia doméstica.

1 comentario:

7- cuauhtli dijo...

Joder mugres feministas sentidas xD